La peritonitis es la inflamación o infección del peritoneo, la membrana que recubre la cavidad abdominal. En la mayoría de casos es secundaria a una causa intraabdominal, como la perforación de una apendicitis, una úlcera, una diverticulitis complicada o la rotura de una vesícula inflamada. En personas con cirrosis y ascitis puede presentarse de forma espontánea.
El síntoma más característico es un dolor abdominal difuso y constante, que empeora al moverse, toser o caminar. El abdomen se endurece hasta el punto de que se habla de “abdomen en tabla”.
El cuadro suele acompañarse de fiebre, náuseas, vómitos, taquicardia e incluso hipotensión en los casos más graves. Es un signo de alarma que no debe ignorarse, ya que puede evolucionar rápidamente a sepsis y fallo multiorgánico.
El diagnóstico se basa en la exploración física, la analítica de sangre y pruebas de imagen como el TAC con contraste, que permite detectar perforaciones o líquido libre en la cavidad.
El tratamiento exige hospitalización inmediata, antibióticos de amplio espectro y, en la mayoría de los casos, cirugía para controlar el foco de la infección. La rapidez en el reconocimiento y actuación es clave para salvar la vida del paciente.