Golpes fuertes en el abdomen pueden esconder lesiones graves aunque no haya herida visible.
Los traumatismos abdominales cerrados son una de las urgencias quirúrgicas más complejas y potencialmente graves. Aunque no siempre dejan señales externas evidentes, pueden ocultar lesiones internas severas que, si no se detectan y tratan a tiempo, comprometen la vida del paciente. Saber identificar los signos de alarma y actuar con rapidez es clave.
¿Qué es un traumatismo abdominal cerrado?
Se define como todo golpe, impacto o compresión sobre el abdomen sin que haya una herida abierta visible. Es típico en accidentes de tráfico (especialmente por cinturón de seguridad), caídas desde altura, accidentes deportivos o agresiones.
A diferencia de los traumatismos penetrantes (con cuchillos o balas), aquí el daño se produce por fuerzas de desaceleración, compresión o aplastamiento, que afectan a órganos internos sin romper la piel.
¿Qué órganos pueden verse afectados?
Los más comúnmente lesionados son:
- Bazo: el más vulnerable. Puede romperse y causar hemorragia interna masiva.
- Hígado: gran vascularización, riesgo de sangrado.
- Intestino delgado: puede perforarse y liberar contenido digestivo al abdomen.
- Riñones: especialmente en traumatismos laterales.
- Páncreas, vejiga y grandes vasos: menos frecuentes, pero graves.
¿Cuáles son los síntomas?
A veces pueden pasar desapercibidos inicialmente. Por eso es vital observar al paciente durante horas. Signos de sospecha:
- Dolor abdominal persistente o difuso.
- Abdomen duro o distendido (“vientre en tabla”).
- Náuseas, vómitos o sensación de mareo.
- Palidez, sudoración fría, taquicardia.
- Hipotensión (presión arterial baja).
- Dificultad para respirar o dolor referido al hombro (signo de irritación diafragmática).
⚠️ Importante: la ausencia de hematomas o heridas visibles NO descarta una lesión interna grave.
¿Cómo se diagnostica?
- Exploración física cuidadosa.
- Ecografía abdominal (FAST) en Urgencias para detectar líquido libre.
- Tomografía axial computarizada (TAC): prueba más precisa para valorar órganos lesionados, sangrado activo o colecciones.
- Análisis de sangre: hemoglobina, hematocrito, función hepática y renal.
Tratamiento: ¿siempre cirugía?
No. El manejo depende de:
- Estabilidad hemodinámica del paciente.
- Tipo y gravedad de la lesión.
- Respuesta al tratamiento inicial.
🔹 Tratamiento conservador (sin cirugía):
- En pacientes estables con lesiones leves (bazo o hígado).
- Requiere hospitalización y vigilancia intensiva.
- Reposo absoluto, controles analíticos y estudios seriados.
🔹 Cirugía de urgencia:
- En pacientes inestables o con sangrado activo no controlado.
- En perforaciones intestinales con peritonitis.
- Si el estado general empeora pese a tratamiento conservador.
La cirugía puede incluir control del sangrado, resección intestinal o esplenectomía (extirpación del bazo).
Complicaciones posibles
- Hemorragia interna masiva.
- Shock hipovolémico.
- Infección abdominal (peritonitis).
- Fallo multiorgánico si el diagnóstico se retrasa.
- Necesidad de transfusión o cuidados intensivos.
Prevención y consejos
- Uso adecuado del cinturón de seguridad (a nivel pélvico, no abdominal).
- Evitar deportes de contacto sin protección.
- En accidentes con golpe abdominal, siempre acudir a Urgencias, incluso sin dolor inmediato.
Un traumatismo abdominal cerrado puede parecer menor pero esconder lesiones que evolucionan rápidamente. Evaluar de forma precoz y exhaustiva, incluso en ausencia de síntomas, puede salvar vidas. La vigilancia y el criterio clínico son esenciales para decidir si el paciente necesita observación, intervención urgente o cirugía programada.