El dolor abdominal es uno de los motivos más frecuentes de consulta en urgencias. A menudo se atribuye a una indigestión o a una acumulación de gases. Sin embargo, lo que muchas personas consideran un malestar transitorio puede esconder patologías quirúrgicas graves como una apendicitis, una obstrucción intestinal o una perforación. Esta entrada desmonta el mito de los “gases dolorosos” como diagnóstico final, y alerta sobre los signos que no deben ignorarse.
Casos reales que se confiaron de más
No es raro que pacientes lleguen a Urgencias con síntomas leves y antecedentes de “haber comido algo que me cayó mal”. Algunos se automedican, otros esperan días confiando en que “ya pasará”. Uno de los casos más comunes es el de la apendicitis que comienza con malestar difuso y termina en peritonitis por retraso en la consulta. Otro ejemplo típico es el de la obstrucción intestinal por bridas postquirúrgicas, que empieza con distensión y se confunde con gases, hasta que aparecen vómitos, fiebre y dolor insostenible.
Diferencias clave entre un cuadro banal y un abdomen agudo
- Duración: El dolor por gases es pasajero, puede durar minutos u horas, y suele aliviarse solo. Si el dolor persiste más de 6 horas, es motivo de alarma.
- Localización: La flatulencia provoca molestias difusas. Si el dolor es fijo y localizado (por ejemplo, en la fosa ilíaca derecha), debe valorarse seriamente.
- Evolución: Un dolor que va en aumento, en lugar de ceder, nunca es un buen signo.
- Respuesta al reposo o a la medicación: Si ni el descanso, ni los analgésicos habituales, ni los antiespasmódicos producen alivio, puede haber un proceso inflamatorio grave.
- Síntomas asociados: Fiebre, vómitos persistentes, sudoración fría, dificultad para evacuar o eliminar gases, y rigidez abdominal son señales de abdomen agudo.
Qué hacer si el dolor persiste o se intensifica
Esperar puede ser un error fatal. Ante un dolor abdominal persistente o progresivo, es fundamental acudir a un servicio de urgencias. Las pruebas de imagen como el TAC abdominal o una ecografía son esenciales para identificar apendicitis, oclusiones, colecistitis o perforaciones. Un diagnóstico precoz puede evitar complicaciones quirúrgicas mayores.